Después del tenso momento que habían pasado, Elisa intentó relajarse todo lo que pudo para poder disfrutar al máximo el rato que estaba pasando con su padre, y el gesto frio de Martha no logró atenuar la extraña felicidad que le había invadido el cuerpo.
Raúl era un hombre gracioso, firme y tenía un no sé qué que hacía confiar en él, Elisa incluso vio como Emanuel se integró bastante en la conversación y pasaron juntos un buen rato.
—¿Tienes una maestría en derecho? —le preguntó Elisa y él asintió.
—En la cárcel tuve mucho tiempo libre, estudié todo lo que pude —Elisa señaló a Emanuel.
—Él también tiene maestrías —Emanuel le acarició el brazo.
—A Elisa le interesan las maestrías, creo que quiere hacer una de