Aunque era temprano en la mañana, Elisa pidió un helado enorme que al final tuvo que terminar Emanuel después de su malteada y Elisa lo vio mareado por la cantidad de dulce que había tomado en tan poco tiempo. Raúl disfrutaba de un chocolate caliente a pequeños sorbos y su madre había pedido una aromática que apenas había tomado.
—Había extrañado tanto esto —dijo el hombre dando otro sorbo enorme al chocolate y aspiró el aroma.
—¿No te daban chocolate allá? —le preguntó Elisa y él meneó la cabeza.
—A veces, pero nunca caliente —Emanuel le dio el último bocado al helado de Elisa y apartó el plato.
—Tendré pesadillas con esto —dijo y su suegro rio.
—El día que salí, lo primero que hice fue comprar una enorme pizza que no logré comer en tod