15. Más heridas y misterios.

Elisa no lograba comprender del todo la situación; Paloma se veía como una chica fuerte, segura de sí misma y aventurera, siempre la recordaba eufórica y extrovertida, pero no se atrevió a decir nada al respecto, la depresión podía estar siempre ahí, en lo profundo y bien camuflada.

Emanuel había insistido en que se quedara, pero Elisa lo vio tan alterado y asustado que ni siquiera le pidió permiso, solo  se vistió y salió corriendo tras él.

En la vía, aceleró todo lo que su auto le permitió, era entrada ya la noche y las calles estaban prácticamente vacías.

—Tranquilizate —le dijo Elisa cuando casi se lleva a un vagabundo por delante —ella está a salvo en el hospital ve despacio —como respuesta Emanuel golpeó el volante con rabia un par de veces.

—Maldito, es un maldito, sé q

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