Los viejitos buena onda

Nuestra estancia en Cartagena fue realmente hermosa: La gente colombiana, tan cálida y amable, nos recibió en su ciudad con los brazos abiertos e hicimos muy buenos amigos, amigos que duran hasta el día de hoy. Los Murcia estaban empecinados en que dejemos nuestra estancia en el hotel y nos hospedemos en su casa, pero tuvimos que negarnos ya que Chester había gastado sus puntos de viajero frecuente para hacernos ese costoso regalo a todos nosotros.

Además de disfrutar del hotel y sus comodidades también nos permitimos recorrer a fondo la Ciudad Amurallada, disfrutando de sus colores, aromas y sabores.

Nos quedamos enamorados de las casitas pintadas de colores tan vivos (nuevamente me volví loca con los balcones coloniales), las artesanías y cuadros pintados por artistas locales (Lila alabó al artista y adquirió varios cuadros para su casa).

Sin lugar a duda, mis sitios favoritos fueron la Torre del Reloj, la Ciudad Vieja y las murallas; me sentía como Fermina Daza en el Amor en los Ti
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