Simón definitivamente quería rescatar a esas personas también.
Después de pensarlo detenidamente, decidió que lo mejor era comprar esa antigüedad primero.
Tenía la intención de dejar una gran impresión mental en Benjamín primero.
Una vez que tuviera la Carta de privilegio en sus manos, lo eliminaría en unos cuantos días.
No podía permitir que alguien que robara artefactos nacionales, ya que había corrido tan lejos y había trabajado tan duro y, de pronto se saliera con la suya sin pagar el alto precio.
Justo cuando Simón estaba sumido en sus pensamientos, Celestina entró con un hombre.
El hombre tenía alrededor de cuarenta años, era extremadamente delgado y su rostro estaba totalmente arrugado. Tan pronto como vio a Simón, adoptó una actitud muy sumisa y comenzó a saludarlo con una amplia sonrisa.
Obviamente, Celestina ya le había contado quién era él.
Pero Simón, al echarle un ligero vistazo, se sintió muy decepcionado.
Ya tenía la información correspondiente de Benjamín.
El hombre del