Capítulo 1088
Simón frunció el ceño. —¿Qué le sucede? ¿No obedece?

—Lo sabrás en el momento cuando vayas, — dijo Rodrigo fríamente.

Simón se levantó lentamente y, esposado por Rodrigo como si fuera un verdadero prisionero, fue llevado directamente a la oficina de Mauricio Salcedo, el jefe del edificio de estafas telefónicas.

Mauricio aún tenía las piernas sobre el escritorio, fumando con tranquilidad un cigarro.

Detrás de él, estaba parado un hombre de mediana edad, con el pelo corto y una mirada fría.

Simón le echó un ligero vistazo y supo de inmediato que estaba en el reino espiritual de nivel intermedio.

Lourdes estaba atada y parada a un lado, parecía estar llena totalmente de pánico.

—¿Qué pasa, jefe? — preguntó Simón.

Mauricio miró de reojo a Simón con una sonrisa tenue en su rostro y dijo: —Tu prima, no ganó ni un centavo ayer.

—Ella acaba de llegar, aún no conoce todas las reglas, ¿es normal? — respondió Simón.

Mauricio refunfuñó. —Aquí, lo normal es lo anormal. Cada persona que no gana di
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