—Está bien, retrocedamos.
Simón y Tercero se dieron la vuelta y comenzaron en ese momento a caminar hacia la entrada del Valle de los Sueños Perdidos. Después de caminar entre la niebla durante varios minutos, ambos se dieron cuenta de que no habían llegado aún a la entrada del valle. De acuerdo con la velocidad a la que estaban caminando, ya deberían haber salido del Valle de los Sueños Perdidos en este momento.
Fue entonces cuando un pensamiento inquietante surgió en la mente de Tercero. Tentativamente, preguntó:
—Simón, ¿has oído hablar de ese... test?
—¿Test?
Mientras observaba a su alrededor con cierta cautela, Simón respondió confundido:
—¿Qué test?
De repente, tanto Simón como Tercero compartían la misma preocupación. Según la velocidad a la que habían estado caminando, ya deberían haber salido del Valle de los Sueños Perdidos. Sin embargo, aún seguían dentro del valle, lo que indicaba sin lugar a dudas que se habían perdido.
Tercero continuó:
—Hace tiempo escuché sobre una prue