~Nathaniel~
El martes por la mañana, ya no pude seguir fingiendo que no tenía curiosidad sobre lo que había pasado el día anterior. Pasé toda la noche repasando la escena: la manera en que Anne había volteado el teléfono boca abajo con movimientos tan obvios que rozaban lo cómico, la expresión de niña atrapada comiendo dulces antes de la cena, y principalmente ese "estrategias de estrategia" absolutamente patético que Bianca había inventado en el momento de desesperación.
Intenté concentrarme en los reportes financieros que estaban esparcidos en mi escritorio, pero cada cinco minutos mi mirada se desviaba hacia el pasillo, buscando a Anne. Cuando la vi pasar por mi puerta a las nueve y quince, cargando una taza de café y sonriendo por algo en su teléfono, sentí una punzada extraña en el pecho.
No es que fuera de mi incumbencia, por supuesto. Éramos amigos, como habíamos establecido claramente esa noche en el restaurante. Los amigos respetaban la privacidad del otro. Los amigos no se