Contrato nupcial. ( Un amor por conveniencia)
Contrato nupcial. ( Un amor por conveniencia)
Por: Elisagranch
Se busca esposa.

Me miro en el espejo por última vez antes de ir a la entrevista de trabajo en Industrias Black & White, la cual es una importante empresa de fabricación de joyas. Tiene varias sucursales no solo en Canadá sino también en Vancouver y Montreal. Mi amiga kara que es secretaria de gerencia me ha conseguido una entrevista y al decir verdad temo ir. Las chicas que trabajan allí son hermosísimas y la verdad yo no soy precisamente un prospecto de belleza. Desde que Lucas terminó conmigo por irse tras la presumida de Hanna Morris (su compañera de trabajo); además de los dos largos y difíciles años a su lado terminé por convencerme de que no soy la más hermosa y si tal vez sea la más fea . Sé que soy dura conmigo misma. Odio sentirme así. Pero Lucas me lo decía todo el tiempo y terminé por creerle. "Si nos separamos ¿Quién se va a fijar en tí ?" Solía pregúntame. Y eso cuando se comportaba gentil.

Me despido de mamá y después de darme sus respectivas bendiciones salgo casi que corriendo y tomo un taxi. Respiro hondo una y otra vez para controlar mis nervios mientras leo un mensaje de Kara dándome las últimas recomendaciones. " Por favor no te pongas ese vestido azul ". Es una de sus sugerencias. Llevo el celular contra mi pecho y, pienso: muy tarde, pues justo ese es el vestido que estoy luciendo. ¿Por qué no habría de ponérmelo? Me lo hizo mi madre y me gusta. Es uno de los mejores atuendos que tengo para salir. Y creo que luzco presentable. Eso espero. Acomodo mis anteojos mientras limpio mis manos que empiezan a sudar por los nervios.

Kara dice que el señor McMillan tiene mal genio pero que en el fondo es buena persona. Ahora, ¡Vaya usted a saber que tan en el fondo lo sea! Solo espero mostrarme decidida y segura. Y pueda recibir el puesto de asistente. Tengo un buen currículum, ojalá no sea uno de esos trabajos donde vale más la belleza que la experiencia y el conocimiento.

El taxi se detiene frente al edificio Black & White. Pago y me bajo. Respiro profundo nuevamente tratando de mantener la calma. Me acerco a la enorme puerta de cristal donde atiende un caballero que supongo es el vigilante.

—Vengo a una entrevista de trabajo con el señor McMillan—digo.

—Piso nueve señorita— me responde.

Entro y pido el ascensor. Mando un texto a Kara para avisarle que llegué. Pero no responde. Ha de estar muy ocupada. El ascensor abre. Entro y tras de mí varias personas más que van a diferentes pisos. Bajo en el piso nueve y busco con mi mirada a Kara. Es un piso muy elegante y al ver la cantidad de mujeres bellísimas que han venido a la entrevista empiezo a pensar con negatividad. Todas son muy bellas. Sonrío para que vean que no me han intimidado con sus preciosos cuerpos, sus ropas de marca y gran estatura. Yo tengo el principal requisito. El conocimiento y la destreza. Pero solo para que crean pues estoy sentada como cucaracha en gallinero. Quiero esconderme ante las miradas escrutadoras de todas y veo a Kara caminar con prisa hasta mí. Luce muy elegante. Me mira con reproche.

—¡Lily! Creí que te pondrías el vestido que te presté—me dice.

—No me pareció apropiado, venía a una entrevista de trabajo no a una cita.

Ella respira hondo. Hace una negación. Me toma del brazo y casi me arrastra al baño de damas. Coloca sus brazos en posición de jarra y me mira pensativa.

—Bien, empecemos— dice.

Inmediatamente saca de su bolsa mucho maquillaje.

—Pero, ¿Qué haces?

—Asegurarme de que te den el empleo Lily—agrega—. Mírate, veré que puedo hacer.

Respiro hondo y ella sin perder tiempo empieza a ponerme polvo, sombra, rubor, delineador, rimel y un poco de brillo labial. Entonces suelta mi cabello. Tras lo cual me hace ver en el espejo.

—Estás preciosa, el señor McMillan te elegirá, ya verás.

Salimos del baño y casi corro a la sala de espera y miro que han empezado a llamar a las chicas. Me siento y una de las chicas sale y llaman a otra. Una que hasta su nombre es elegante "Tiffany Parker". Me siento incómoda con todo este maquillaje, pues soy una mujer muy sencilla. Si contara con el tiempo suficiente correría al baño y me lo quitaba todo.

—Lily Williams—oigo mi nombre.

Me sobresalto en mi silla y saliendo de mis meditaciones, me levanto y camino intentando fingir seguridad. Camino hasta la puerta y una mujer muy amable me sonríe y me deja pasar.

—Buenos días—digo. Titubeo un poco al ver a tres caballeros en la oficina. Supongo que son el señor McMillan y sus hijos. Uno de los cuales me dice que me acerque. Estar de pie frente a un hombre tan apuesto me hace sentir aún más nerviosa. Por lo que camino temblorosa hasta ellos.

—Así que Lily Williams... Viendo su hoja de vida puedo notar que la trayectoria académica que posee a pesar de su corta edad es impresionante. Su experiencia laboral y profesional así como sus logros obtenidos y competencias desarrolladas frente al cargo al cual usted aspira me dice que sería la persona ideal para este puesto.

Sonrío y aunque me parece halagador lo que me dice no puedo dejar de preguntarme por qué me habla él y no su padre.

—Phil, no la iluciones. Lo siento señorita, usted de verdad es impresionante, pero yo ya elegí a quien será la asistente de presidencia—dice el otro hombre joven mostrando

una foto en su tableta al tal Phil.

El hombre mayor no habla. Solo me mira pensativo y también mira su reloj. Parece fastidiado. Respiro hondo ante tal falta de empatía. Se supone que pudieron decirme que me llamarían luego. Pero esto es una humillación.

—Daniels, tú siempre dejándote llevar por una cara bonita. La señorita Lily es...

Ante esas palabras tan desconsideradas por poco dejo salir unas lágrimas. Pero me hago la fuerte.

—Lo siento—dice el tal Phil.

Parece apenado. Agarro aire. Sonrío fingiendo indiferencia.

—Phill debo irme— Recuerda la reunión con Laura Hamilton a las tres —dice el hombre mayor poniéndose de pie.

—¡Aja! Esto suena a boda—dice soltando una risa maliciosa.

El señor Phill se pone rojo. Parece incómodo. Mientras que el hombre mayor se marcha.

—Papá jura que me casaré con Laura. No lo haré—dice Phill.

—¿Por qué no? Es una preciosura—dice Daniels y yo solo espero que me regresen mi hoja de vida.

—Porque no. No me casaré con quién él quiera y punto.¿Entiendes?

—Entonces olvídate de presidencia Phil. Hice bien en escoger mi asistente. Yo seré el presidente.

Phill se levanta ofuscado entonces sus ojos conectan con los míos que lo fulminan.

—Si ya terminaron, necesito mi hoja de vida por favor—digo indignada.

Él respira hondo.

—Si claro. Le ruego me perdone señorita. No tengo cabeza para seguir dando entrevistas. La llamaré—dice.

Arranco mi hoja de sus manos y me mira sorprendido. Es tan guapo y a la vez tan imbécil.

—¿Qué cree, que las mujeres a las que ustedes llaman feas no tenemos sentimientos?—digo.

Y, una lágrima rebelde sale cuando doy la espalda para irme.

—De verdad señorita. Discúlpeme. No fué mi intención molestarla.

—¿Ah no? ¿ Es en serio?—pregunto sin poder evitarlo.

Él me mira con pena y su hermano parece divertirse.

—Tengo una hoja de vida según usted y sé que lo es, ejemplar, y no me dará el trabajo ¿Por qué? Porque no soy una modelo de revista. Prefieren dárselo a una peliteñida con cincuenta cirugías; pero, nada en su cerebro ¿Cierto?— pregunto fulminándolos.

—Oiga señorita más respeto con...— intenta hablar el imbécil de su hermano.

—No sé molesten , estoy acostumbrada a estás injusticias. Sepan algo ustedes dos. Las feas también comemos y también tenemos necesidades; pero, no es su problema, lo sé—digo. Respiro hondo y salgo de allí tropezando con Kara antes de correr por las escaleras.

—¿Que pasa? ¿Por qué lloras? ¿No te dieron el puesto? No me digas que es por el maquillaje. Pero si te ves linda.

—No. No fué por el maquillaje Kara—digo triste.

—No debiste ponerte ese vestido—se lamenta. Suspiro.

—No Kara, no es el vestido, te llamo más tarde—digo y me alejo de ella.

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