Capítulo 29.

Estoy sentada en la mesa esperando a Jorge para cenar. No sé qué hacer. Estamos solos en el ático y me temo que esta noche querrá consumar el matrimonio.

Tengo que pensar algo. Tengo que salir de esta como sea, pero ¿qué hago...? A mi mente llega una idea. Quizá sea una estupidez, pero tengo que intentarlo.

Llego hasta la mesita de noche de Jorge y cojo un bote de pastillas. Leo rápidamente las indicaciones y veo que son para dormir.

Las machaco rápidamente y las pongo en su copa de vino. Espero que no se dé cuenta y lograr así mi cometido.

Después de ducharse, Jorge me mira con curiosidad y yo no puedo evitar sentirme nerviosa. Escondo mis manos bajo la mesa para que él no las vea temblar.

Coge la copa de vino y se la bebe de un solo trago. Coge la botella y se sirve otra. Solo tengo que esperar a que le haga efecto, me repito una y otra vez en mi mente.

Jorge empieza a parpadear lentamente. Se pasa una mano por la cara y suspira.

—Qué sueño me ha entrado de golp