Lucas
Estaba ahí parado en la puerta, temiendo que alguien entrara y escuchaba cómo se movía como si intentaran abrirla como sea. Yo sentía que iba a tener que salir disparando como loco.
De repente que escuché un sonido familiar, una voz que sin duda reconocía, y aunque por un momento dudé, me dispuse a mover todos los muebles que habíamos colocado y era el hombre más feliz del mundo cuando vi que la persona que estaba afuera era nada más y nada menos que... Octavio.
—Señor por todos los cielos... imagina que iba a estar aquí… lo he buscado por todas partes— me decía el hombre pequeño y veía que tenía sangre en su siempre limpio traje.
—¡Octavio! ¿Te ha sucedido algo? ¿Estás herido?— le preguntaba mientras lo dejaba entrar y volvía a cerrar la puerta con todas las cosas.
—No señor... pero abajo hay bastantes personas en malas condiciones, me lamento. También le he pegado a varios de esos hombres…y Victoria... —oh no no, no puede estar sucediendo esto.
—¿Dónde está ella? — p