Solo somos fichas en un juego absurdo.
Amelia
Desde que volvimos, dormimos en habitaciones separadas. Es difícil resistir la tentación de entregarme a sus brazos, pero es lo mejor para los dos. Además del sexo, no hay nada que nos una, nada que nos haga compatibles. Suspiro sentada frente a la ventana que me ofrece una espectacular vista de la ciudad, Londres con sus luces no consigue hacerme sentir mejor.
—Lo mejor es que me vaya a la cama, mañana tengo un día muy lago —susurro al aire como una declaración. Será mi primer día como directora general de la empresa y aunque conozco perfectamente el funcionamiento, todavía hay mucho que tengo que aprender.
Voy a la cama sin sueño, sin ganas de dormir. Sin deseos de estar aquí. Pero debemos continuar con la mentira, seguir fingiendo que somos la pareja del año, como