Margaret estaba abajo disfrutando de unos bocadillos y pudo deducir que Heather había rechazado una vez más a su hijo cuando él bajó luciendo desanimado. Levantando la vista, preguntó en voz baja:
—¿Se quedará Heather?
—Sí.
—Entonces, ¿ella no comparte la misma habitación contigo?
—Sí. ¿Eh? —Ralph levantó la cabeza sorprendido y frunció el ceño mientras miraba a Margaret. —Mamá, ¿tú también te estás burlando de mí?
—Chico tonto, no te estoy tomando el pelo. Te estoy ayudando a descubrir cómo acercarte a ella. Tomando tranquilamente un mordisco a los pastelitos de durazno, respondió sin prisas: —Antes afirmaste que te habías ganado el corazón de la señora Riggs. Realmente pensé que eras hábil.
—Has estado en numerosos lugares románticos y libertinos, has tenido relaciones con muchas mujeres antes. ¿Cómo es que luchas con lo que supuestamente eres mejor? Mírate a ti mismo. Incluso si aseguras a la familia Russell en el futuro, ¿podrás manejarlo? ¿Es mejor? —Margaret suspiró.