—Heather, ¿puedes perdonarme? —Ralph preguntó una vez más.
—Yo… —Hannah vaciló, sin estar segura de que debía responder. Después de todo, ella no era Heather y determinar su postura parecía sobrepasar los límites, ¿verdad?
—Pido disculpas una vez más, señora Riggs —expresó, con un remordimiento genuino evidente en su comportamiento. —Entiendo que es tu prerrogativa perdonarme y no debería entrometerme en esa decisión.
—Yo no...
—Lo entiendo. Lo siento —intervino Ralph, con una expresión de dolor en su rostro.
—¡Te perdono! —Exclamó Hannah, sin comprender por qué pronunció esas palabras, pero ya habían escapado de sus labios.
—¿En serio? ¿Estás realmente dispuesto a perdonarme? Ralph levantó la cabeza asombrado y la miró con ojos intensos.
Su mirada parecía peculiar pero familiar al mismo tiempo. Cuando salieron hace unos días, él también la miró de esa manera hacia el final de su cita. Su mirada se sintió aún más intensa cuando la besó en comparación con ahora.
—En real