Hannah lloró como si lo más preciado para ella estuviera siendo desmantelado ante sus ojos.
Al observar las lágrimas correr por el rostro de su hermana, la ira de Heather alcanzó su cenit.
—¿Cuándo ha llorado así alguna vez? La sometí a palizas y la confiné durante seis meses, y ni una sola vez derramó lágrimas ni montó una escena. Como mera sustituta y sombra mía, no debería albergar pensamientos independientes, ¡pero me ruega que le deje quedarse con ese ridículo anillo!
Heather concluyó que había calculado mal la influencia de Ralph Russell en Hannah. Nunca anticipó que alguien como él, un imbécil a sus ojos, pudiera deshacer años de su influencia sobre Hannah e incitar a la rebelión. ¡No debo permitirle quedarse con su anillo!
Habiendo tomado una decisión, la mirada de Heather se oscureció mientras le estrechaba la mano y le daba una fuerte patada a Hannah.
—¡Piérdase!
El impacto fue tan potente que Hannah salió lanzada por el aire y chocó duramente con una silla. Al ca