Candidata descartada

Decidió no abrir la puerta y dejar a su hija sola con sus oraciones, él le había enseñado que de esa manera podía sentir a su madre cerca y sobre todo que debía creer en Dios y que alguna vez ella y su madre volverían a verse en el cielo.

No pudo dormir en toda la noche, solo pensaba en lo que tenía que decirle a Laura para retractarse del compromiso, sabía que no iba a ser fácil, solo esperaba que lo entendiera y que esa decisión no terminara con su amistada de tantos años.

Era fin de semana y no tenía que ir a la oficina, en sus días de descanso le gustaba pasar el mayor tiempo posible con Ximena y después de lo ocurrido el día anterior, quería compensarla llevándola a la playa.

Antes de levantarse de la cama le envió un mensaje a Laura, le proponía que se vieran esa misma noche para cenar y así podría hablar con ella sobre olvidar esa tontería del compromiso.

Estaba a punto de levantarse para ir a ducharse cuando la puerta de su habitación se abrió.

—¡Papi! ¡Papi! — entró Ximena casi saltando de felicidad.

—¿Qué pasa princesa? ¿Por qué estás tan contenta?

—Porque mi mamita me dijo que muy pronto voy a tener una mamá que me va a querer mucho y que tendré también un hermanito.

Gabriel se quedó mudo, no sabía qué decir porque recordó que escuchó a la niña haciendo oraciones, seguramente lo había soñado y lo sentía muy real.

—Princesa, eso puede tardar un poquito, no es tan fácil como parece, las cosas de adultos a veces son muy complicadas.

—Yo sé que así será, mi mamita me lo dijo y yo le creo.

—¡Ven acá! — la jaló hacia él y la derribó sobre la cama para hacerle cosquillas y llenarla de besos — ¿Qué te parece si te invito a desayunar en tu restaurante favorito y luego nos vamos a la playa?

—¡Sí! ¡Yupi! ¿Puede venir Paty con nosotros?   

—Claro que sí, ve a decirle que se prepare, yo voy a darme una ducha y las veo abajo en veinte minutos, así que dense prisa.

Antes de meterse en el baño, revisó el mensaje que había llegado al móvil, seguramente se trataba de Laura que había contestado.

Laura «Te tengo una sorpresa para esta noche, supongo que como todos los sábados llevarás a Ximena al club de playa, así que te veo en tu casa más tarde»

Respiró profundo, tenía que armarse de valor para romper ese compromiso cuanto antes, estaba más que arrepentido de haberse precipitado.

Bajó a la sala y se sentó a esperar a Paty y a Ximena, sabía que no iban estar listas en veinte minutos, pero eso le daba tiempo de hacer algunas llamadas.

El restaurante del club de playa tenía una sección de juegos para niños y un menú infantil que a Ximena le encantaba, por supuesto él y Paty, terminaban comiendo lo mismo que ella, porque se encargaba de pedir lo mismo para todos.

Todas las mujeres que entraban al restaurante lo miraban, algunas con admiración porque era sabido en la alta sociedad que era padre soltero y algunas otras con deseo y hasta con lujuria.

Muchas de ellas se acercaban a saludarlo y por supuesto, se acercaban a la niña para llamar la atención del padre.

—¡Hola Gabriel! — le saludó una mujer que él conocía muy bien y que trataba de evitar a toda costa.

—Hola Ivana — le fingió una sonrisa y se puso de pie para ir a buscar a Ximena y a Paty que estaban en los juegos.

—¿No me invitas a sentarme? Mi hijo está divirtiéndose en los juegos con tu hija, ellos se llevan muy bien ¿sabías que están juntos en el colegio?

—Sí Ivana, sí sabía que mi hija y tu hijo son compañeros de clase, si me disculpas, voy por mi hija para que vayamos a la playa.

—¡Qué buena idea! Fernandito y yo vamos con ustedes para que el niño siga jugando.

A Gabriel no le gustaba ser grosero, pero esa mujer era insoportable y lo que menos quería era pasar más tiempo con ella.

—Ivana, no quiero ser grosero, pero…— estuvo a punto de decir, pero en ese momento llegó su salvación.

—¡Mamá, me duele! — llegó Fernandito llorando.

—-¿Qué te pasó? — preguntó la madre visiblemente alterada.

—Me caí y me pegué en la cabeza — balbuceaba el pequeño entre el llanto.

La mujer se levantó y arremetió contra la niñera.

—¿Y tú que estabas haciendo que no evitaste que mi hijo se lastimara? — gritó molesta.

Paty miró a todos lados, la única niñera que estaba ahí era ella y no tenía al niño bajo su cuidado.

—Señora yo… — balbuceó pensando en que su jefe también iba a llamarle la atención.

—¡Ivana no te permito que le hables así a Paty! Ella trabaja conmigo, su responsabilidad es cuidar a mi hija y nada más, no tienes por qué gritarle de esa manera — intervino Gabriel molesto por la situación, era precisamente esa actitud prepotente lo que le molestaba de esa mujer, que no perdía ninguna ocasión para coquetearle.

Tomó a su hija de la mano y le guiñó a Paty un ojo como señal para salir huyendo de ese lugar y del alcance de esa mujer.

—¡Adiós Fernandito! —gritó Ximena a lo lejos — A mi papá y a mí no nos gusta tu mamá, no podemos ser hermanos — candidata número uno…descartada — le dijo a su niñera y las dos chocaron las palmas de las manos.

—¿Qué es esto? ¿Una conspiración en mi contra? — preguntó por aquél gesto de complicidad entre la niñera y la niña.

—Nada de eso papito, pero mi mamá me dijo que te va a enviar a ti una novia y a mí un hermanito, así que pensé que Fernandito y su mamá… tal vez —.

Gabriel movió la cabeza, debía prepararse, porque cuando a Ximena se le metía una idea en la mente, no había poder humano que pudiera detenerla.

Pasaron el día en la jugando y corriendo tras una pelota, las chicas tuvieron la grandiosa idea de enterrarlo en la arena y él se dejó hacer para complacer a su princesa.

Una vez que el sol estuvo en su punto más alto, se lavaron para quitarse la arena y el agua de mar y volvieron a casa para alejarse de los rayos ultravioleta.

Cuando llegaron a su casa Gabriel no podía creer lo que estaba pasando, la camioneta de un servicio de banquetes, estaba estacionada afuera de su casa.

—¿Qué pasa aquí? — preguntó a un hombre que entraba y salía llevando todos los aditamentos requeridos para una gran recepción.

—¡Sorpresa! — gritó Laura apenas lo vio — Organicé una fiesta para celebrar nuestro compromiso, quiero que todos nuestros amigos sepan que nos vamos a casar, ya envié las invitaciones y la mayoría confirmaron su asistencia.

Ximena miró a su papá esperando una respuesta, Gabriel nunca pensó en que Laura iba a correr a decirle a todo el mundo sobre su compromiso y menos, que sería capaz de organizar una fiesta así, sin consultarle.

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