CAPÍTULO 76: SERPIENTES EN EL CAFÉ
Vanessa
La desaparición de Derek sigue pesando sobre mí, no por afecto, ni por algún tipo de vínculo sentimental —por Dios, ni siquiera me cae bien—, sino porque él es la última pieza que me mantiene vinculada a su maldit0 apellido, Kingsley. Todavía lo necesito, no solo para poder sacarle todo el dinero y su empresa, sino también porque no pretendo dejar que la ridícula de Maddison se quede con él. No, Derek es mío y ella no me va a ganar.
Los medios aún no saben nada, la policía apenas comienza a moverse, y Gregory, por supuesto, guarda silencio, pero yo lo siento en el aire. Algo se está gestando, y mi instinto me dice que no es bueno.
Vivian me cita otra vez. Siempre en lugares públicos, siempre en cafés boutique como si eso pudiera lavarle la sangre de las manos. Elijo un vestido discreto pero ajustado, ni demasiado formal ni demasiado vulgar. No me gusta mostrar debilidad. Llego antes que ella, pido un té negro con limón y espero. Cuando aparec