Capítulo 10.
Bennett.
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Duermo unas horas siendo ya de madrugada para activarme de nuevo en la mañana haciendo flexiones y lagartijas en el suelo. Levanto las pesas y golpeo el saco de arena durante 30 minutos. Tengo rabia retenida, y la imagen de cierta impertinente la empeora.
Aumento el peso y sigo levantandolas hasta que siento la necesidad de hidratarme. Adam aparece por la un lado y bufo, recupero el aliento y me limpio la cara con la camisa que tengo puesta
Las cadetes que pasan a un lado se me quedan viendo y me interesa poco, porque inocentes son las que menos me gustan. Cuando van lo suficientemente lejos se giran sonrojadas. Justo por eso prefiero a quienes no se intimidan con nada, y que sean experimentadas mucho mejor.
—Yo era así de musculoso, pero me corté el pelo y ya no pude seguir haciendo ejercicio. —argumenta Adam.
—Ajá. —digo tomando más agua.
—Vas a dejar sin novia a todos en la central si sigues haciendo ejercicio aquí afuera.
—Yo no las mando a ver. Si les van a ser