Un auto gris recorre a prisa las calles de la ciudad, tratando de dar alcance al auto que salió minutos antes, pero hoy el tráfico no quiere colaborar y el otro auto se perdió en el camino hace rato. Adrián solo puede pensar que la persona que salió corriendo de su oficina se dirija a la casa y no tome otro camino desconocido para él. Producto de la prisa y la ansiedad su manera de conducir dista de la prudencia, pero la sensatez llama a la calma y el auto baja la velocidad.
Su corazón tuvo descanso al ver el auto de Victoria en la casa eso quiere decir que ella no se ha ido.
— ¡Victoria! llamó al entrar a la casa, pero no hubo respuesta.
La puerta de la habitación se abrió de un portazo, asustando a Victoria que buscaba algo en el armario.
— No estarás pensando en marcharte.
La voz a su espalda se escuchó fría, de las manos de Victoria sin darse cuenta se cayó un papel que fue a parar a los pies de Adrián, en la parte superior de la hoja el logo de una pluma y el nombre de una editor