Capítulo 41

La cabeza de victoria era un cúmulo de pensamientos, “quiero correr, huir lejos de ti, pero tu mirada me invade y a cambio quiero abrazarte, besarte y nunca dejarte ir” tardó unos segundos en despabilarse y su boca por fin pudo articular palabras.

— ¡Adrián! ...tú...tú qué haces aquí.

— Vine a buscarte ¿podemos hablar en otro lado?

— Supongo que sí, vamos al café de al lado. Antes de salir Victoria le dice algo al encargado de la librería sin que Adrián escuche.

El silencio reinó por unos minutos eternos, a pesar de tener mucho que decir no decían nada.

— ¿Cómo me encontraste? preguntó ella de repente.

— Tú libro me lo dijo.

Victoria levantó ambas cejas, incrédula y asombrada.

— Le vi tu libro de casualidad a Mariana, entonces contraté un investigador para que fuera a la editorial y comenzara tu búsqueda, pero fue en Taipéi porque de allá vengo, donde el libro que le regalaste a Ivy me dijo dónde estabas. Leí la dedicatoria que menciona los campos de lavanda y recordé la casa que tien
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