El terapeuta intenta hablar con él para saber más sobre cómo se siente, pero, él lo ignora y se sube al auto con evidente molestia. Por lo que, subo a su lado y tomo su mano, sonriendo encantada como él lo hace cuando no está molesto conmigo.
— Vaya, tengo unas ganas de ir por un helado, ¿Quién podría acompañarme? — pregunto y Taddeo no me presta atención.Mi jefe termina de hablar con el terapeuta y sube al auto, por lo que, quedo a un lado de la ventana sin saber que hacer o decir, ya que los Cappelletti están demasiado serios.— Bueno, si van a estar así de amargados, lo mejor es que yo me vaya en un transporte público o algo parecido. — digo lista para salir y de inmediato, Taddeo agarra mi mano.— Vamos por helado.— No quiero obligarte a nada, si no quieres estudiar o comer helado, lo entiendo, yo buscaré la maner