Los niños ignoran la queja de Taddeo y comienzan a saludar a Gabriella, incluso, las niñas se acercan sonrientes a la pequeña que se muestra tímida y eso solo hace que ellos se emocionen más.
— Vámonos, ya es hora de comer. — dice Taddeo empujando a su padre, porque es él quien tiene a Gabriella en sus brazos.— Adiós, niños. Cuídense mucho. — digo despidiéndome.Los niños se despiden de mí mientras sus padres se despiden con una sonrisa. Cuando entro al auto, veo a Taddeo concentrado en la bebé que sonríe por las ocurrencias de su hermano.— Eres linda, pero, no puedes verte linda con los demás y menos si son niños, ¿de acuerdo? — pregunta Taddeo.Kendrick sonríe complacido y yo niego mientras me coloco el cinturón de seguridad. Los cuatro nos marchamos para comer en un restaurante en