Llegamos a la casa y entramos a la mansión principal donde para mi sorpresa, ya está mi jefe esperándonos. De inmediato, miro a lo lejos el reloj y noto que es muy temprano incluso para un día relajado en el trabajo.
— ¿Qué haces aquí? — pregunta Taddeo con seriedad.— Bueno, vivo aquí, según sé. — dice mi jefe.— Me voy. — dice Taddeo con firmeza, marchándose hacia su habitación.— Señor Cappelletti, no creo que sea buena idea actuar como si fueran enemigos.— Le pediré que por favor, no se entrometa en mi crianza. Yo no voy a cambiar aunque lo intente y la verdad, si usted está aquí es para que lo eduque con amor, a mí déjeme la educación fría.— E infantil.— Sí, también es infantil. — dice mi jefe y yo asiento.— Se&n