Salimos del ascensor y de inmediato, entramos a la habitación, porque Taddeo fue tan inteligente que se llevó su propia tarjeta de acceso. Por ello, él me lleva hasta los muebles y me sonríe.
— Puedes darte una ducha y yo comida. — dice Taddeo y yo asiento aturdida.
Taddeo se aleja de mí, para caminar hacia su tableta donde escribe bastante concentrado.
— Ve, mami. — dice Taddeo cuando ve que no me levanto y yo lo hago como si mi cuerpo se moviera solo.
‘¿Qué es lo que les dan a los niños hoy en día para que sean tan independientes? A su edad yo seguía perdiéndome en la casa donde viví desde que nací.’ Me quejo mentalmente.
Sabiendo que pensar de más no me va a ayudar a entender a los Cappelletti, entro a la ducha donde espero que mi cabeza se despeje un poco con el agua fría, pero, no es así. con tantas cosas en mi mente, voy a volverme loca.
‘Lo mejor es que juegue un poco, quizás es eso lo que me hace falta para despejar mi mente.’ Me digo mentalmente.
Salgo de la ducha y casi al m