Una semana después
Las cosas no han mejorado siquiera un poco entre nosotros. Aunque Kendrick ha intentado acercarse a mí, no lo he permitido, no puedo sentirme bien hablando con él cuando básicamente me tiene prisionera en esta casa y me ha condenado a ser mi esposo.— Señora Cappelletti…— No me llames así, lo he dicho constantemente. — digo con molestia.La chica con uniforme, asiente en silencio, para después acercarse a mí para ayudarme a levantarme. Aun me duele hacerlo, por lo que, solo me levantaba para ir a usar el baño o si estoy muy cansada para seguir sentada.— ¿A dónde vamos? — pregunto confundida.— El señor Cappelletti me ha pedido que la ayude a prepararse.— ¿Para qué? — pregunto confundida.— No lo sé, señora. Me dijo que mandará a vestir bien al j