Respiro profundo, cuento hasta cien, porque solo contar hasta diez no es suficiente, ante el enojo que siento en estos momentos, por eso, intento calmarme un poco para hablarle a Taddeo, quien se ve bastante mal por mis heridas.
— Cariño, necesito que entres un momento a una de las habitaciones, necesito hablar con tu padre.— ¡No! ¡Él no te cuidó! — grita Taddeo a su padre y él asiente.— Tienes razón, no la protegí bien, pero, ahora será diferente. Los cuidaré a los dos, porque son mi familia. — dice Kendrick y yo siento que mi vena ha estallado, que estoy muriendo porque no puedo gritar del enojo que siento.— Joven señor, lo mejor es que dejemos que hablen. — interviene el señor Williams.— ¡No! ¡Padre es un tonto! — grita Taddeo.— Ve a prepararle la cama a tu madre.— ¡No!&