- Para que estés aquí... Algo salió mal.
- No es lo mismo. Y cuando eso suceda, te necesito conmigo.
- ¿Qué hora es?
- Dos de la mañana.
- ¿Qué paso?
No pude ver a Ben porque las luces estaban apagadas, pero la luz de la calle iluminaba un poco su rostro. Acaricié su suave mejilla, su piel suave y bien cuidada.
- No admitirá lo que siente. – dijo lleno de sentimientos.
- ¿No lo asumirás por ti mismo o por los demás?
- Ya se las arregló para tomarlo por sí mismo. Pero no hará eso con la familia.
- ¿La perra lo amenazó?
- Sí.
- Pensé que Tony estaba preparado para asumir lo que sentían el uno por el otro.
- Me ama y no tengo ninguna duda al respecto. Aún hoy me lo repitió varias veces. Aún así...” Su voz se apagó.
- Amor es amor. No puedo entender este prejuicio. Su elección es vivir una vida de mentiras... ¿Para siempre?
- Lamentablemente si. Y como he dicho antes, eso no me sorprende.
- Sé que esta vez te enamoraste de verdad.
- ¿Ahora entiendes que las otras veces no fue amor? Pero a