- ¿No puede esperar para saciar su sed, señorita Novaes? La mujer ya sabía mi nombre. Esto no fue bueno.
- No tengo sed... Necesito tomar un analgésico. - Expliqué.
- Traiga agua para la candidata, señorita Macedo. – preguntó secamente Heitor Casanova.
En poco tiempo, trajeron un vaso de agua en una bandeja, especialmente para mí. Abrí la bolsa y saqué dos pastillas más. Miré el reloj y no me había dado la cantidad de tiempo que necesitaría entre dosis, pero era imposible tomar más tiempo.
Tomé ambas pastillas a la vez y unos sorbos de agua para bajar por mi garganta.
La mujer reapareció.
- Entonces no está bien... O no tomaría medicina. – habló Héctor en voz baja, volteándose hacia mí, sin volver a mirarme.
- ¿Por que estas preocupado?
- ¿Por qué no deberías?
- Porque no te importa nada. ¿Quieres... desestabilizarme antes de la actuación?
- ¿Es eso lo que piensas de mí? – ahora me miró directamente.
- Sí. - Fui sincero, mirando de vuelta a la chica que trató de llamar la atención, pe