Allen miraba de un lado a otro, entre su madre adoptiva y el Sugar Daddy de esta. Isabela tenía las mejillas sonrojadas y parecía embobada, nunca había visto esa expresión en el rostro de ella. Por su parte, el hombre sentado frente a ella mantenía una leve sonrisa que de lejos se notaba satisfecha. ¿Qué estarían haciendo esos dos que primero estaban molestos uno con el otro y después parecían que habían hecho las paces como mejores amigos?
A esa pregunta Kamil tenía respuesta, solo que no se la diría a un niño de diez años, que por muy inteligente que fuese seguía siendo un niño.
-Isabela come- Giovani le dijo al notar que la mujer no había tocado nada de su plato.
Ella solo asintió y comenzó a comer. Ante esto Allen no pudo más.
-¿Qué le hizo a Bela?- cuestionó con el ceño fruncido- Bela no es así.
Giovani enfocó al pequeño niño y sacudió su cabeza de un lado a otro con una sonrisa agradable.
-¿Quieres saber?-
-Giovaniiii- esta vez la mujer fue la que intervino con un sonrojo aún má