82.
—¿Antes de morir? —interrumpió ella mientras caminaban por las calles, sin prestar atención a las reverencias que la gente le hacía—. Sí, morir me enseñó algo importante: no dejar que nadie pase por encima de mí. Si lo permito una vez, lo harán siempre. Además, fue ella quien insistió.
—Al menos te quedarás un tiempo. Podrás pensar mejor las cosas estando aquí.
—Solo por unos días, mientras resuelvo este asunto con ella. Aunque necesito un mentor para poder entrar al torneo. Los participantes ya fueron seleccionados —dijo, lanzándole una mirada expectante.
—No. ¿Crees que voy a apoyarte en esta locura?
—Bueno, si tú no quieres ser mi mentor, quizá Héctor o Matías acepten.
—Nadie respaldará esta locura, Mariel.
—No estés tan seguro. Mis padres parecen bastante desesperados por ganarse mi perdón... y mis hermanos también.
Oliver suspiró. Sabía muy bien de lo que Mariel era capaz. Tal vez, si se mantenía cerca de ella, podría hacerla reconsiderar. Incluso pensó que, contándole la verdad s