68.
Conforme Damián leía, su expresión se endurecía. Su rostro perdió color, y la molestia fue evidente.
Sin decir nada más, entró bruscamente a la habitación donde descansaba su hermana.
—¡Damián! —Arturo intentó detenerlo, pero fue inútil.
El príncipe fue directo hacia Mariel, aún dormida. La tomó por los hombros y comenzó a sacudirla con fuerza.
—¿Estás embarazada? —preguntó con furia, justo cuando ella abrió los ojos—. ¿Cómo pudiste ser tan imprudente?
Oliver, parado en la puerta, escuchó todo. Al enterarse del embarazo, comprendió de inmediato que el padre solo podía ser Karim. Su mundo se derrumbó en un instante. Llevaba años amándola en silencio, sin atreverse siquiera a rozarla. Y ahora, Mariel esperaba un hijo de otro hombre.
—¿Damián? —susurró Mariel, aún débil.
—¿Es de Karim? —insistió él, con voz cortante.
—¿Qué? —preguntó ella, aún desorientada.
—¡Contéstame! ¿Ese hijo es de Karim?
Ella tardó unos segundos en reaccionar. La ansiedad la desbordaba.
—¡Sí, es de él! —exclamó fina