67. Un esclavo que se convirtió en rey
Llevó a Valente a la cocina y pidió que le dieran leche y comida. Las mucamas no sabían cuál era su verdadero rol en el castillo, pero su uniforme bastaba para obtener obediencia. Nadie hizo preguntas.
—Volveré pronto por ti, debo atender un asunto —le dijo a Valente. Luego se dirigió a la mucama que la cuidó mientras estuvo enferma—. Por favor, cuídalo un momento. Volveré por él después.
Cuando salía de la cocina, Mariel se encontró con Bianca, la mujer que solía visitarla en la habitación de Karim. Bianca la miró con desprecio.
—No dejaré que te quedes con Karim —dijo, en tono amenazante.
—Creo que estás obsesionada con él —respondió Mariel con calma—, y la verdad es que no lo he visto acercarse a ti.
—Eres una zorra —gruñó Bianca, intentando golpearla en el rostro, pero Mariel detuvo su mano con firmeza.
—Ten cuidado con lo que haces —dijo con frialdad—. Me prometí que mataría a quien volviera a golpearme. Si aprecias tu vida, mantente lejos de mí.
Bianca retrocedió, pálida. Recién