67.
Mariel lo observó con atención. Su rostro no le era del todo desconocido. Entonces notó que nuevamente llevaba el collar de fénix que le había dado Matías. Comenzó a entender: Marcus la había sacado de la celda sin la aprobación de Karim. Ahora era una fugitiva, y debía mantenerse oculta por su bien y el del bebé que llevaba en el vientre.
Su estómago gruñó suavemente, delatando los días sin alimento adecuado.
—Aquí hay algo de comida, suficiente para el viaje —dijo Felipe, entregándole pan, agua y algunas frutas—. Debemos avanzar tanto como podamos. Marcus solo nos dio un día de ventaja.
Ella asintió. Si Marcus confiaba en aquel hombre, ella también lo haría.
Avanzaron a galope alto durante varias horas, hasta que los caballos no pudieron más. Se detuvieron junto a un río y pasaron la noche al abrigo de una pequeña fogata, cuidadosamente disimulada. Felipe ya había ideado una historia por si encontraban a personas indeseadas.
Ambos cambiaron sus vestimentas por ropas de granjeros. Él