Damián
Todo mi cuerpo está sudado y siento cómo tiembla. Antonella y yo hemos sobrepasado nuestros límites esta noche.
Ya he perdido la noción, no sé qué hora es. Siento que la noche ha pasado lenta. Llevamos horas y horas entregándonos. Ella aún lleva puesta su tanga, botas y mallas. Ha sido excitante haberla hecho mía mientras vestía así. Mi cumpleaños ha sido maravilloso, y todo porque ella ha podido hacerlo posible.
Se levanta y se tambalea un poco, pero, como es de esperar, recupera su compostura. Sube su pie y lo ubica en la punta de la silla. Capto su mensaje, así que bajo la cremallera de la bota y se la quita. Lo mismo hago con su otro pie. Cuando ya no las tiene, bajo su minitanga con todo y mallas.
—¿Quieres un baño relajante en la tina llena de mucha espuma y conmigo dentro?
Beso su pierna, me pongo de pie y la alzo.
—Contigo quiero todo, mi cielo.
Me observa feliz.
Camino con ella sobre mis brazos hasta el cuarto de baño. Entro en la tina y la bajo. Ambos nos acomodamos c