De repente me encontraba tumbada en la cama con un montón de ojos mirándome. Dante, Gertru, Esme y Edon estaban a mí alrededor y sobre mi hombro estaba Sunny.
-Es un milagro. -Dijo Gertru.
- ¿Qué es lo que ha pasado exactamente? -Pregunte desorientada.
Dante me miraba, tenía los ojos hinchados de llorar, tenía mala cara, sus ojos tenían ojeras y se podía ver el cansancio que acumulaba. Tenía sus manos puestas sobre las mías y las apretaba muy fuerte, como si todavía no se creyera lo que acababa de pasar.
- ¿No lo recuerdas lobita?
- Recuerdo que estábamos los cuatro juntos, tú te fuiste a por más bebida y yo me fui a buscar un servicio. Mientras iba vi a Edon, llevaba toda la noche viéndole hacer cosas extrañas y le seguí.
- Estuve toda la noche con un extraño presentimiento, sabía que algo pasaba, que todo no iba bien. Me escondí por el bosque y detecté un olor inusual, diferente al de nuestro Clan, pero a la vez me resultaba conocido y me puse a seguirlo. Es cuando vi a sus hombres