Ya había entrado la mañana, sabía que era un poco tarde, pero necesitaba descansar, los últimos días habían sido demasiado complicados y mi cuerpo me pedía que me quedara un ratito más en la cama.
En la Aldea todos estaban despiertos desde hacía horas y como venía siendo habitual desde hacía unos días, todos estaban realizando las tareas que les encomendó Dante. Yo también había comenzado mis entrenamientos con Edon y por fin desde que Edon había vuelto al Claro para instruirme, habíamos hecho algo más que meditar. La verdad que había avanzado muy deprisa en todas las tareas que me ponía, cosa que me alegraba bastante, prestaba mucha atención y aprendía rápido, también aprovechaba cualquier oportunidad que tenía para poder practicar, estaba conociendo realmente mi poder y me estaba conociendo a mí misma y eso era algo que me gustaba y que me daba fuerzas para seguir aprendiendo cada día un poco más.
Al cabo de un rato, cuando por fin me levante de la cama y me prepare, salí de la caba