El suceso que rompió el corazón de ambos en pedazos creará las condiciones para que el rencor que se tienen se convierta en un silencioso afecto y nazca de la tragedia un nuevo amor mientras se vuelven más y más necesarios para el otro como cura al dolor que pesa en la vida de ambos, la muerte de su hermana se vuelve motivo de tristeza continua tanto para Sophie como para el dolido viudo a quien la pérdida de su amada dejó devastado en depresión, siendo Sophie la única persona que se atreverá a tender su mano para sacarlo de la desolación a pesar del rencor que ambos se tienen.
Leer másFinalmente llegaría, ese día que tanto había esperado finalmente había llegado. Cada vez estaba más cerca de poder estar ahí, con cada kilómetro que avanzaba por el camino en su vehículo, era un kilómetro más cerca de su destino, pronto vería a su hermana, ya había pasado un largo tiempo desde la última vez que pudo verla. Estaba ansiosa de poder reencontrarse.
El tiempo lejos de ella se sintió más largo al no verla en persona, tan solo llamando en ocasiones. Tarareando una melodía mientras observa el camino, fue interrumpida por el sonido del teléfono en su bolsillo. Sacándolo con la mano y colocando el altavoz lo dejó a un lado de ella devolviendo su mano al volante.
—Diga —habló esperando una respuesta.
—Es bueno oír tu dulce voz —se escuchó una voz masculina al otro lado de la llamada—, dime una cosa, ¿cuándo pensabas avisar que ya habías llegado?
—Deberías de ser el que más pronto se entera, eres mi agente. Aunque resaltando la redundancia en realidad lo has hecho, a nadie avisé que llegué aún.
—Supe que tu vuelo llegó apenas hace unas horas, pensé que lo primero que tendrías en mente sería dormir un poco.
—Primero quiero ver a mi hermana, ha pasado mucho desde que no la veo, solo pasé a recoger mi auto y dejar mis maletas en mi departamento en cuanto llegué.
—Típico de tí... Está bien, saluda a Haley de mi parte —respondió después de soltar un ruidoso suspiro, al parecer cansado.
—Lo haré, espero que se ponga contenta de verme. —Su voz encajaba entusiasmo ante la espera de volver a verla.
—Ah, y también. Deja de comerte la carretera con el coche, desde aquí puedo escuchar el rugido del motor.
—¿Algo que agregar? —El tono de voz ofendido de ella resultaba demasiado obvio.
—No, nada más. Adiós Sophie, descansa.
—Adiós Edward. —Ella colgó y enfocó su atención en la aguja del velocímetro que no bajaba de ciento veinte, en realidad sí iba bastante rápido. Bajó la velocidad llevándola a una marcha más prudente según su criterio.
Dejando que sus ojos recorran lo que puede ver a través del parabrisas se siente nostálgica. El bosque a su alrededor en el camino se vestía de colores de otoño y pintaban el entorno de tonos ligeramente carmesí, imitando los rayos del sol de aquél atardecer.
Sus ojos van brevemente por un segundo a una fotografía que ella tenía en el retrovisor, donde están ambas cuando eran jóvenes, con poco menos de trece años. Con el cabello cobrizo y algunas pecas, ambas gemelas eran exactamente iguales a la otra.
—Espero que estés ansiosa de verme, Haley —dice ella con una sonrisa cuando finalmente esta a pocos minutos de el lugar donde vive su hermana.
Después de que ha logrado ver la propiedad se sintió animada, una bellísima y pintoresca mansión de arquitectura imponente, con detalle tradicionalista muy similar a una casa de campo de cuento de hadas que impresionaba su mirada.
La mansión se ubicaba en un gran terreno abierto, rodeado de coloridas flores y dientes de león floreciendo aún en el frente de la valla, además de haber un extenso bosque otoñal en la parte posterior con árboles de arce y pinos jóvenes entre los frondosos troncos de robusta estructura.
—Tengo que admitirlo —dijo casi de mala gana, estupefacta del panorama—, el hombre con que te casaste tuvo un buen ojo para el lugar —habló para si misma mientras se detenía frente a la cerca de madera que bordeaba la propiedad.
En su reloj vio que eran las seis con diez de la tarde cuando bajó del auto, se dirigió por el camino de piedras que llevaba desde la valla a las escaleras del jardín frontal, pudo ver que habían dos personas en un borde de la cerca, no las detalló bien, pero pudo percibir que eran un hombre mayor plantando algunas flores y junto a él había una chica hablándole.
Llevaba un traje de servidumbre lo que le hizo notar que podía ser una mucama, sin distraerse mucho continuó hasta la puerta donde tocó el timbre, sentía un nudo en la boca del estómago, ¿cómo se pondría ella al verla? Ni siquiera sabía que ella había llegado y quería ser sorpresiva.
Cuando la puerta se abrió, dejó ver a una mujer de mediana edad ante Sophie, vestía con el mismo traje de sirvienta que la muchacha que había visto en el jardín. La mujer al verla no dijo nada, pero la miraba perpleja, había algo extraño, parecía atónita al verla.
—Hola... —habló Sophie, incómoda por el silencio. La mujer reaccionó, serenando su expresión y mostrándose tranquila.
—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarle? —preguntó amablemente.
—Disculpe, pero... En realidad vengo a ver a mi hermana, Haley, ¿ella está en casa? —La mujer alzó las cejas luego las bajó con un gesto tranquilo.
—¿La señora? Sí, ella se encuentra arriba, usted debe ser la señorita Sophie, ella habla de usted todo el tiempo. —Parecía emocionada—. Disculpe mi sobresalto, es usted su viva imagen y fue un poco extraño.
—Tranquila —contestó evitando reír, desde jóvenes ambas podían confundirse con la otra debido al parentesco.
—Si gusta pasar —le dijo abriendo la puerta—, en brevedad avisaré a la señora que usted ha llegado, por favor sígame. ¿Le ofrezco algo de tomar?
—No. Está bien, gracias... Perdona, ¿cómo te llamas?
—Mi nombre es Rose.
—Rose, mucho gusto. Pareces alguien agradable. —Le estrechó una mano. Después de soltarla siguió caminando por el pasillo.
—Gracias por el cumplido. La llevaré de inmediato con la señora, estará emocionada de verla —decía Rose, mientras Sophie iba intrigada por la estoica decoración arcaica de el interior, al fondo pudo ver que se hallaban otras personas con ropa de servidumbre.
Al ir subiendo las escaleras, en el segundo piso puede ver en una de las puertas abiertas una habitación con varios cuadros y muchas pinturas incompletas, a su hermana le gustaba la pintura, pero desde que se había enfermado meses atrás había dejado de pintar.
Cuando llegan a la habitación de su hermana puede oír las voces de dos personas que se hallaban dentro, no podía entender qué decían ya que no hablaban muy fuerte.
Una era la voz de ella, su hermana. La inconfundible voz de su gemela era fácil de reconocer. Elevaba su ánimo poder escucharla de nuevo.
La otra era una voz masculina, profunda y ronca, hablaba serenamente mientras parece que estaban conversando algo entre ellos, indudablemente ése solo podía ser el esposo de su hermana. Un nudo se le formó en la boca del estómago y frunció el ceño. Le tenía cierto rencor al marido de Haley.
—Es a quien menos quería ver —susurró mirando a la puerta cerrada que la separaba del cuarto de su hermana. A su criterio el sujeto que se casó con su hermana era un antisocial con el que siempre había mantenido la distancia y crecían sus asperezas.
—Espere un momento por favor señorita, parece que el amo esta hablando con la señora —le dijo Rose, mientras que esperan en la puerta hasta que terminen de hablar.
—Sí, me he dado de cuenta. —Ocultaba el disgusto en su tono de voz, la enemistad que había entre ella y su cuñado era casi bíblica. Ninguno de los dos se hablaba muy cercanamente, apenas si mantenían una poca cordialidad si se veían obligados a mantener dos palabras entre ellos.
"Distante", "poco conversador" y "lacónico" eran las únicas formas que tenía para referirse al enigmático y poco amistoso hombre que era la pareja de su gemela, poco sabía de él y tampoco le interesaba saber más.
—Parece que ya han terminado de hablar —dijo Rose interrumpiendo sus pensamientos—, por favor espere aquí —le dijo dirigiéndose a la puerta a tocar antes de abrir y asomarse a la habitación, avisando que Sophie estaba allí.
Rose se apartó de la puerta y unos segundos después la puerta se abrió dejando ver al esposo de su hermana ante ella, no dijo palabra alguna al ver a Sophie, tenía ojos fríos y penetrantes, cerró la puerta tras de él antes de volver a observarla, ella lo miró tan callado y poco amigable igual que siempre.
Sus ojos eran de apagado color cobre aunque en la zona del centro tenían un leve brillo intenso de color más vivido. Era como ver una pizca de carbón con una brasa ardiente en el centro.
Alto y esbelto, de hombros anchos con el cabello de longitud media y color marrón oscuro, Sophie se sintió un poco intimidada por la mirada gélida que ese hombre poseía, de cierta forma le daban un aspecto imponente y un poco intimidante.
Esa mirada no había cambiado para nada con el tiempo, ninguno había cambiado mucho, y él seguía tan reservado como el día que se vieron. El porqué su hermana se había enamorado de él era aún un misterio para ella, nunca conoció algún aspecto favorable que considerar de él.
Para ella él tan solo era alguien atractivo e indescifrable de pocos amigos que su hermana conoció en algún momento de su juventud, aún a esas alturas no sabe qué pudo ver Haley en ese sujeto de fríos ojos cobre, pero debía admitir que eran muy llamativos.
No cruzaron ni dos segundos de vista entre ellos antes de que Sophie endureciera el gesto y él pasara de largo ignorándola por completo.
—Rose, estaré en el estudio, atiende a nuestra invitada con lo que necesite —dijo antes de marcharse y desaparecer por el pasillo.
—Como usted ordene señor —dijo antes de dirigir a la gemela por la puerta para entrar a la habitación de su hermana. Cuando Sophie entró a la habitación vio a su hermana sentada en la cama, la cual la recibe con una sonrisa.
—Haley —dijo al verla mientras se dirige a donde está ella para rodearla con sus brazos—, ha pasado tanto, hace mucho que no te veo.
—Lo mismo digo, han pasado un par de años desde que te vi en persona. —Parecía algo cansada—. Pero nada más mírate, estás hecha una mujer muy guapa. —Le dedicó una sonrisa de satisfacción—. Mi hermana, ahora una famosa artista, una cantante y compositora que regresa de su gira, que gran honor.
—Basta, no digas eso... Me harás sonrojar —le contestó con una risa incómoda—, ¿y tú? No me lo creo, la señora de una casa tan enorme como la de los abuelos.
—Nos mudamos aquí hace un año. A Lucyan le pareció que sería un buen lugar, dijo que le gustaría lo apartado que está de todo el bullicio.
—Ah, sí, él. —Sophie torció los labios al escuchar su nombre—. Bueno siempre te gustaron mucho los lugares como este, rodeados de bosque y mucho espacio abierto, ¿recuerdas el campamento al que íbamos cada año? Eras la primera en salir del auto para correr a una cabaña.
—Cuéntame de tu recorrido, ¿viste algo bueno tras estar por toda Europa? Me preocupaba que no tuvieras tiempo para venir a verme.
—Bromeas, ¿verdad? —Le sonrió—. Era lo primero en mi lista, pero no te lo negaré. He estado ocupada, mi trabajo es absorbente.
—He escuchado algunas de tus canciones, son todas muy...
—Ay no —dijo Sophie—, oh no.
—¿Qué ocurre? —preguntó extrañada.
—Aquí viene, disculpa. —Se cubrió la cara con las manos—. Es que me pongo muy nerviosa si me preguntas de eso, me da pena hablar de mí. —Su hermana se reía mientras ella estaba ruborizada—. Es que a veces me da algo de vergüenza. —Reía incómoda.
—¿Harás algo más por lo pronto?
—Creo que no. Recientemente me establecí en el pueblo vecino cerca de aquí, estaré grabando algo nuevo en un estudio, después de mi descanso claro está. —Se sentó a un lado de ella en la cama, pasando una mano en el cabello de su hermana—. Hace mucho he querido ver a mi hermanita, esta es una buena oportunidad de estar cerca.
—Siempre hablábamos por llamada, no te he dejado tan sola.
—No es lo mismo, cambiando a otro tema, he oído que te has sentido un poco mal, ¿cómo estás? —Al preguntar su hermana dio un suspiro.
—Estoy mejor, fueron un par de semanas difíciles ya sabes cómo es siempre así para mi, pero al final siempre hay mejora. Estoy bien —le contesta tomando las manos de su gemela—, no hay necesidad de preocuparse.
—Eso espero —comentó mientras que se sentía un poco insegura de la respuesta de su hermana, ella era una persona frágil y siempre era común verla enferma, era cierto que fuera la situación que fuera siempre mejoraba, pero no sabía por qué ésta vez parecía que le ocultaba algo que no le quería decir.
—De verdad espero que te mejores, no me gusta que después de años de no ver a mi única hermana, nuestro reencuentro sea en estas condiciones. —Su hermana parecía estar más tranquila—. Y lo que menos me gusta es la presencia incómoda de tu lúgubre marido, rondando por ahí cerca, es seco y antipático —decía en tono casi burlón y a su gemela se le escapó una risita.
Su hermana no había cambiado y le alegraba un poco ver que era la misma de años atrás, aunque aún tenga una guerra bíblica contra su esposo.
—Él no es antipático —le respondió aun sonriendo con la voz serena.
—¿De qué otra forma puedo llamarlo? Nunca me agradó, tampoco que se mudaron lejos hasta ahora, sabes lo sola que me sentí sin tí porque no te vi en muchos años.
—Lo lamento. Sé que no te va a gustar que te diga esto ya que no se llevan bien, pero, he sido feliz con él todos estos años y Lucyan ha sido desde siempre un buen esposo.
—¿Un buen esposo?, ¿él?, lo creeré cuando lo vea. En lo personal pienso que se casaron muy pronto y desde que lo conozco no ha cambiado mi opinión de él para nada, tu carcelero es un amargado —le respondió Sophie a su hermana. Haley solo esbozó una sonrisa mirando a su idéntico reflejo en ella.
—Él no es mi carcelero —respondió reprimiendo una risa.
—Pues eso es lo que me parece —contestó Sophie.
—Como desearía que pudieras ver lo equivocada que estás respecto a él, es una persona amable y generosa, si sólo pudieras ver que en realidad es muy atento. —Ella miraba al anillo en su dedo—. Si solo le dieras una oportunidad. Seguro se llevarían bien.
—No lo creo, es un taciturno amargado —repuso sin dudarlo.
—Míralo con otros ojos, él solo se siente un poco inseguro de mostrarse, no le gusta abrirse a nuevas personas porque es un poco tímido para demostrar debilidad.
—Haley... —trató de decir y suspiró, guiando sus ojos por la ventana hacia el jardín—, es una bonita tarde —decía mirando al sol ponerse.
—¿Quieres ver el atardecer conmigo? Podemos ir afuera. —Ella se levantó y Sophie trató de sujetarla algo alarmada—. Tranquila, puedo caminar por mi cuenta, no estoy tan mal. —Continuó caminando hasta la puerta para salir, afuera en el pasillo, siguió poco a poco junto a su hermana mientras se sujetaba a su abrigo cobijándose.
—Me sorprende que sean hermanos, no se parecen. —Sophie había estado hablando de forma distraída el último par de minutos con la expresión distante.—Los padres de Lily, prácticamente son mitad y mitad, ya que los Novak solo se relacionan con personas de gran importancia, el padre de Lily se casó con una mujer de Alemania que también provenía de una casa familiar de renombre.—Oh…—Aunque ella solo sacó de su madre el color de ojos, todo lo demás es de una Novak por donde la mires. Anatoly sí se parece en un aspecto a su madre, el mismo cabello y los mismos ojos, pero con el privilegio de el porte de un Novak. —Le dio con el codo a Sophie antes de guiñarle un ojo.»Como Lucyan.—Eh, bien… —murmuró con una sonrisa nerviosa, sí lo había notado un par de veces y sabía a qué se refería ella, Layla no ignoraba las veces que ella se quedaba embobada soñando despierta mientras veía fijamente a Lucyan.»Si son primos, ¿porqué la diferencia de clases entre ellos?, ¿no deberían ser lados iguale
Cuando ya estaban avanzando por la carretera, Sophie se había olvidado de todo alrededor mientras su atención estaba puesta únicamente en el panorama de el camino.—Es muy bello... —susurró en voz baja, mirando los extensos pastos y las casas del campo que pasaban de largo en la carretera, veía a los niños jugar en ellos y algunos de los campos donde algunos caballos pastaban cerca de establos.Layla la escuchó y soltó una breve risa. Durante todo el camino, Sophie había llevado una mirada apagada, pero ahora sonreía embobada como niña en un paseo.—Te va a gustar tu estadía aquí. —Se volteó por sobre su asiento para hablar con ella—. Bien Sophie prepárate para ver lo más bello de nuestro pequeño rincón de Rumanía —avisó en cuanto llegaban a una pintoresca comunidad con casas de arquitectura antigua mezclada con la moderna.Estaban tan bien conservadas que daba la sensación de estar retrocediendo un par de años en la historia y encontrarse en uno de los cuentos míticos que leía cuando
—Eso fue muy extraño si me preguntas… —comentó Sophie al salir del baño con la ropa de dormir para dirigirse a la cama. En la de al lado estaba Layla cepillando su cabello antes de irse a acostar.—¿Qué cosa? —Volteó su atención hacia Sophie.—Todo..., este asunto de Lucyan y su familia; aunque también por las mil curiosidades a saber que no tenía en cuenta. —Frunció el ceño un segundo—. Es como si no quisiera contarme nada de eso, ¿no confía en mí? —Se sentó contra la cabecera de la cama, dejando la almohada entre sus rodillas y la barbilla.»Sería diferente si accediera a contarme, ¿por qué no lo hará? —Comenzaba a sentirse algo disgustada con él por dejar de lado esos detalles con ella.—Es un asunto complicado, su familia viene de una costumbre de esos apellidos de casta y renombre desde hace mucho.—¿En qué sentido?—Títulos nobiliarios, jerarquía y toda esa clase de cosas complejas que tiene nacer en esta clase de vida. Crecer en este entorno puede ser duro.—¿Títulos nobiliario
Lucyan tenía mala cara y no parecía agradarle mucho la idea de tocar el tema. Así que no le podría preguntar al respecto de nada, menos en medio de tantas personas.Mientras emprendían marcha, decidió darle algo de espacio al menos hasta que se calme. Lo miraba de reojo de forma inquieta cada cierto par de segundos, pero aunque quisiera no hacer preguntas allí mismo frente a todos, la carcomía la curiosidad.Bajó la mirada hacia sus manos en el regazo y comenzó a removerse con inquietud, sentía a sus nervios retorcerse como un nudo mientras formaba múltiples posibilidades en su cabeza que explicaran eso.Lucyan sin lugar a dudas se encontraba molesto, mientras estaba en silencio veía hacia Livingstone, apenas habían llegado y ya se auguraban cosas nefastas a su futuro.Muchas cosas parecían querer poner en riesgo la estabilidad de su situación con Sophie, dejó que sus ojos fueran hacia el retrovisor, se dio cuenta de que Sebas miraba hacia ellos en el reflejo.No era el único, Layla t
—¿Qué te sucede? —volvió a murmurar Lucyan, Sophie dio un pequeño respiro breve como si no hubiera soltado el aliento hasta ese momento. Cuando reaccionó se dio cuenta de que le ardían las mejillas, podía sentir el calor que las cubría.—Nada —mintió sin perder tiempo. Mientras lo veía de nuevo podía percibir como le martillaba el pulso. Se había cubierto la boca y giró un momento su vista a un costado para pensar sin distraerse.«¿Qué fue eso?, se sintió…, diferente y…, desconocido» Volvió a observarlo y Lucyan alzó las cejas con intriga, permaneciendo igual de distante en su pacífica semblanza.—¿Segura? —inquirió—, estás algo callada.—Te dije que no es nada…«Es algo inexplicable…, es como si algo se abriera paso a ocupar un lugar vacío en mi pecho...» pensó mientras dejaba su mano derecha a la altura del pecho sujetando la tela de su blusa y con la izquierda se sostenía la muñeca de la derecha.«¿Qué es esta extraña sensación...»—Pareces un poco cansada —comentó acercándose al f
Aunque Lucyan y Sebas se mandaban el mismo aire repelente en contra del otro, parecían menos ariscos, menos fieros y algo más reservados; pero no dejaba de estar allí ese filo escondido de bordes ásperos alrededor, como si estuvieran escondiendo sus colmillos de forma deliberada.—Ya deberíamos ir a pasar al registro —comentó Lily interrumpiendo la atención y haciendo que Sophie voltee hacia ella para asentir en afirmación a eso.—Es verdad —respondió sujetando la maleta para seguir con ella—; vamos.Mientras ella y Lily pasaban para atender ese detalle, Sophie miraba de reojo hacia ellos en tanto estaba caminando, había un aire extraño y peculiar, desconocía la razón; pero sin duda alguna había una obvia diferencia, demasiado grande para no notarla.Pensaba en eso mientras dejaba su equipaje en la banda transportadora después de que las etiquetaran en sus pertenencias.Layla observaba fijamente hacia Sophie al igual que Sebas y Lucyan lo hacían, aunque por su lado, Lucyan mantenía la
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