Capítulo 208 La sentencia para Rose

A pesar de todas las dudas que el consiglieri tenía, Paddy O´Brien cumplió con su palabra. A la hora y el lugar señalado, él junto a varios de sus hombres le entregaron a Rose a Carlo.

— Como se lo prometí, Don Vitale. Aquí tiene a esta loca mujer —dijo el irlandés, dándole un leve empujón a Rose hacia adelante—. Es toda suya ahora. Espero que cumpla con su palabra y me dé lo que acordamos.

Los hombres de Carlo inmediatamente agarraron a Rose de ambos brazos. Ella ya no estaba bajo el efecto de los medicamentos, así que era consciente de lo que estaba sucediendo a su alrededor. Estaba aterrorizada de ver tantos hombres, pero no sólo de eso, de ver sus endurecidos rostros, miradas vacías que sólo le infundían desconfianza y horror.

— ¡No! —gritó al ser arrastrada por los hombres de Carlo—¡No! ¿Adónde me llevan? ¿Quiénes son ustedes?

Ninguno de los dos jefes se inmutó ante los desgarradores reclamos de Rose. Ni siquiera miraron hacia donde estaba ella.

— Yo tengo palabra O´
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