Maddie, aun adormilada por el sedante, abrió sus ojos lentamente, parpadeó varias veces tratando de agudizar su visión para observar a su alrededor.
— Blake...—musitó, soltando un profundo suspiro— Blake...
Edith quien había permanecido sentada a su lado agarrando la mano de ella, despertó intempestivamente al escucharla.
— Hija... ¡hijita despertaste! —le dijo con tranquilidad, esbozando una leve sonrisa— ¿Cómo te sientes?
Maddie se llevó la mano a la cabeza, quejándose por el dolor en su cuerpo. Fijó su mirada en un incipiente hematoma que se estaba formando en su brazo a causa de uno de los tantos golpes que había recibido.
— Madre... Blake... —dijo la joven, mirándola confusa—. Blake ¿Dónde está?
Edith miró hacia otro lado, evitando la mirada de su hija. Rogaba que por unas horas ella no recordara lo que le había sucedido. Maddie necesitaba tranquilidad.
Pero eso, no sucedió.
Apenas la mente de Maddie se desenmarañó, en cuestión de segundos, recordó todo. Instintivame