Capítulo 34

Me despierto con un fuerte dolor en la cabeza y con mucho frío. Abro los ojos despacio para no ver practicamente nada, está muy oscuro. Tan solo puedo ver lo que está más cerca de mí. Tengo las manos atadas con algo parecido a una cuerda de lino, y mi tobillo está atado con una cadena de hierro a una columna no sé de qué, no soy albañil, puede ser de ladrillo o de yeso, tampoco es que realmente importe.

Intento levantarme sin mucho éxito al principio, me duele la cabeza y estoy mareada por el fuerte olor a humedad del lugar, pero al final y con mucho esfuerzo logro ponerme de pie. La cadena en mi tobillo es bastante corta por lo que no puedo andar mucho por el lugar. Lo único que puedo asegurar ahora que estoy de pie, es que estoy en una especie de nave abandonada.

Vuelvo a sentarme en el suelo, estar de pie solo va a cansarme, no hay nada que hacer más que entrar en pánico y eso tampoco me va a ayudar en absoluto a salir de este lugar. Estoy secuestrada y solo puedo confiar en que mi
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