Los hombres llegaron a determinado lugar y desde allí le informaron a su jefe para que les ordene lo que deben de hacer con la chica.
— Patrón, ha llegado su pedido, se lo tenemos bien fresquito. —Anunciaron los hombres mientras se frotan las manos creyendo haber hecho un gran trabajo.
— Déjenla allí y vigilen desde lejos que no pase nada, en unos minutos salgo de mi casa.
— Patrón, es mejor que nos quedemos custodiándola de cerca, ella es muy sangrona y se intentó escapar de la cajuela en medio de la carretera.
— Háganme caso y retírense a su guarida. —Ordenó el que se hace llamar “Patrón”
— Ni pienses que te dejaremos sola pequeña mocosa. —Dijo uno de ellos y volvió a atarle las manos. Camila no se preocupó mucho, total, tiene la esperanza de que su marido la encontrará rápido.
Unos diez minutos después llegó el hombre, es un tipo alto y robusto que a cualquier le causa un tremendo miedo su sola presencia y Camila no es la excepción. Su marido se queda atrás con su carácter de mierd