Dante:
—Bésame.
Desde el día de nuestra boda, jamás volvimos a besarnos. Estoy ansioso por sentir sus carnosos labios sobre los míos nuevamente, ¿y qué mejor oportunidad que esta? Estamos en público, las personas nos observan y necesitamos simular que somos una pareja felizmente casada, aunque detrás de las 4 paredes ella quiera envenenar mi comida.
—¿Por qué haría eso? —cuestiona enarcando una de sus cejas.
—Por tres simples razones: eres mi esposa, estamos en público y ese es el precio por pagar todos tus años de matrícula.
—Eres un aprovechado. —bufa.
La tomo de la cintura y la pego a mi. Joder, su diminuto cuerpo aviva el deseo en mi interior.
Bajo la vista hacia ella y sus ojos conectan con los míos. La tensión en mi entrepierna comienza a expandirse por todo mi cuerpo.
—Calla y bésame, Lory. —ordeno.
Suelta un suspiro y procede a envolver sus brazos alrededor de mi cuello. Soy demasiado alto, por lo que tengo que inclinarme un poco hacia abajo.
Mis manos se aferran a el