Al día siguiente
Luego de desayunar, Myriam llamó a Isis y le informó que llegaría tarde, entonces salió rumbo al despacho jurídico que Elsa le recomendó.
ya contaba con casi cuatro meses de embarazo y su vientre empezaba a crecer.
Cuando llegó al lugar, ingresó a paso lento por el pasillo, tocó la puerta de una oficina.
—Adelante —se escuchó en la voz de un hombre.
Myriam giró la perilla e ingresó.
—Buenos días —saludó, y miró con atención al hombre detrás del escritorio.
—Hola —respondió él, y se quedó contemplándola. Se puso de pie y sonrió. —¿Myriam?
—¿Rubén? —cuestionó ella. Ambos asintieron y se estrecharon en un efusivo abrazo.
—Tanto tiempo sin vernos, desde que terminamos el colegio —dijo él.
—Así es —respondió ella con nostalgia—, no imaginé encontrarte en este lugar.
Rubén la miró con cariño, y se dio cuenta de que estaba embarazada.
—Me da gusto volver a verte —expresó con sinceridad. —¿Qué te trae por aquí? —indagó y la invitó a sentarse.
Myriam tomó