Dos años después
Me remuevo en la cama cuando unos labios me despiertan al repartir besos en mi cuello y a pesar de la opresión de mi corazón sonrió sin abrir los ojos.
—Venga amore mío. Es hora de levantarse—dice mi esposo. Lentamente abro los ojos y lo veo sentado en la orilla de la cama. Lleva pantalones de deporte y su cabello oscuro esta húmedo después de la ducha
—¿Saliste? —le pregunto y él sonríe. Pero sé que está calibrando mí estado de animo
—Hice ejerció—Responde—Pensé que ya estarías lista para el trabajo—miro la hora en el reloj despertador
—¡Mierda! —digo pateando las sábanas y caminando hasta el baño cuando una mano me detiene y mi marido me voltea hasta quedar frente a mi
—¿Estas bien? —pregunta y asiento antes de lanzarme a sus labios para besarle. Quiero transmitirle mi amor con el beso y cuando nos lleva a la cama me suelto sonriendo genuinamente
—Lo siento cielo. pero tengo mucho trabajo y cosas pendientes—él gruñe frustrado—Es muy tarde—me mira un momento mientras