CAPÍTULO 68

No la solté del brazo mientras atravesamos el casino hasta las escaleras. Ignore las miradas de Conte y su compañera.

En vez de ir a mi oficina, subí hasta mis dependencias personales y una vez allí cerré de un portazo mientras ella seguía sin decir nada. La vi caminar por el lugar y el movimiento de sus caderas evocaron pensamientos de ambos en la cama, pero no me importaba.

Caminé hasta ella y me fui por su boca. En principio se sorprendió, pero luego me dio acceso a su boca. Fue un beso crudo y con ansias de hacer daño, nuestros dientes chocaron y mordía mis labios duro y yo los de ella.

La lleve hasta la pared del salón y allí continuo nuestro duelo hasta que sus manos me empujaron alejándome. Sus ojos estaban rojos y su labial corrido, además de un poco de sangre en su labio y también podía sentir la mía

—¡Eres un bruto! —grito cabreada

—¿Qué mierda hacías con Gaetano? —grite de regreso

—Como te atreves hacerme una escena cuando tú has subido con esa mujer que no ha parado de toq
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