—¡Madre! —la regaña James en un tono bastante severo.
Los ojos de Stella se abren de par en par al escuchar la petición de su ahora suegra. Continuaba casada con James y su familia le había pagado el dinero que habían acordado.
Haya funcionado o no el tratamiento de su padre, el contrato seguía vigente y darles un heredero, era la parte que le tocaba a Stella. Tarde o temprano, tendría que cumplir, aunque James y ella no habían hablado sobre ello ni una sola vez.
—¿Qué? Preguntaste y yo respondí —explica Bárbara— No seas tan dramático ¿Acaso querer un nieto es mucho pedir? Ahora que estás fuera del coma, debemos acelerar las cosas, así que ¿cuándo vamos a tener buenas noticias? —la vista de la mujer se clava en Stella esperando una respuesta.
Algo le decía a la chica que esa era la manera más sutil que su suegra había encontrado para recordarle su parte del trato, para recordarle que todavía estaba en deuda con ella y que no lo había olvidado.
—Pronto —le responde ella al ver que Jame