Stella deja de masticar en cuanto escucha la invitación. No podía creer que James Allen acababa de pedirle que asistiera con él a un evento. Ella no era el tipo de chica que iba a eventos elegantes, pero… ir con él no se sentía mal.
—¿Sería…? ¿Sería como una cita? —en cuanto la pregunta salió de sus labios se arrepintió y sus mejillas se tintaron de rojo.
—¿Tú quieres que lo sea?
El rostro de James estaba muy divertido. Le encantaba molestarla y sacarle los colores, era algo que recién había descubierto lo ponía de buen humor.
—Tal vez —le respondió ella siendo sincera pero sin poder mirarlo a los ojos, tenía los suyos clavados en el plato.
—Entonces, “tal vez” lo sea —una mirada y sonrisa arrogante aparecen en su rostro mientras ella no deja de sonrojarse— ¿Sabes algo, Stella? He aprendido que una manera de que los demás te tomen en serio y te respeten es reclamando lo que deseas. Nunca te avergüences de pedir lo que quieras, es tu derecho.
—¿Sabes algo, James? Tienes toda la razón —