Capítulo 14

Antón sintió su corazón apachurrarse al soltar la mano de su esposa, pero si su madre le veía tomados de la mano, sospecharía que él se había enamorado, y eso solo desataría que la mujer explotara y sufriera más.

—¿Qué bueno que ya volviste, mi niño? —resopló Carlota a la vez que lo abrazaba y clavaba su mirada en Alexa.

Ella bajó la mirada, puesto que tenía un nudo en su garganta. Se reprochó a sí misma por haber sido una ilusa y creer que Antón seguiría siendo el mismo que fue en el archipiélago. Llegó a imaginar que entrarían agarrados de la mano, que se enfrentaría a su madre y le gritaría en la cara que se había enamorado de ella.

—¿Tú no piensas saludar? —gruñó Carlota con mucho desprecio.

—Buenas tardes, señora.

—Ve a tu habitación; tú y yo hablaremos después.

Alexa alzó la mirada y miró a su esposo, que estaba tras su madre. Él bajó la mirada y suspiró con mucho sentimiento. Ella tragó grueso y se encaminó a la habitación, donde ahogó su grito en la almohada.

“¿Qué tonta? Cómo
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