Hudson Toscani
Hanna me había dicho que debía comprarle un anillo a Italy. No es que no lo supiera, era solo que no recordaba esos detalles del matrimonio.
Pero en cuanto me lo dijo salí a una de las joyerías mas reconocidas de la ciudad y pedí una pieza que estuviera a la altura de ella.
Fue difícil elegirlo entre tantas piezas, pero busqué una piedra preciosa que tuviera exactamente el hermoso color de sus ojos. Y cuando lo encontré hice que lo colocaran a su medida exacta.
Claramente no se lo entregaría como si fuera cualquier cosa, debía tomarme la molestia de hacer algo bueno por ella y para ella. Por ello le pedí a los del servicio de la casa que prepararan una mesa en una de las terrazas con cena para dos.
Y al llegar a casa me acerqué directo a Italy y me senté junto a ella en el sofá en el que estaba.
Después de la broma no tan chistosa de Nial de en enviarme a aquella prostituta Italy había hecho las paces conmigo y había confiado en que yo le decía la verdad. Lo agradecía p