—Señor Callum, mucho gusto. Esa mujer desvergonzada ha insultado a su esposa. Ya le he dado una reprimenda, pero no muestra ningún remordimiento. Isabela es realmente una persona amable. Al tratar con gente así, no tiene que hablarle de su sentido de la familia. Simplemente déle una buena lección y despídala.
Dijo la señora Robinson.
Callum le lanzó una mirada, y luego fijó sus ojos fríos en Dalia, diciendo, —Teniendo en cuenta que tenéis la misma madre, Isabela te ha mostrado misericordia en repetidas ocasiones. Sin embargo, sigues pasando demasiado.
—Ella puede optar por no hacecr caso de tu comportamiento, pero yo no soy tan magnánimo.
—Quien insulta a mi esposa, me insulta a mí. Y siempre me ha gustado abofetear a quienes me insultan.
—Dale unas cuantas bofetadas. Enséñale que no se debe hablar sin pensar.
Callum ordenó al guardaespaldas que castigara a Dalia por sus palabras imprudentes.
Sin dudarlo, el guardaespaldas le dió varias bofetadas en la cara a Dalia.
Dalia se quedó atón