El amor entre Ricardo y Catalina ya desapareció, pero lo hubo una vez. Tenía hijos y Ricardo era un buen padre para sus hijos, y a quien más quería era a su hija.
Tras enterarse de que Giselle no era su hermana y de que Chloe había vuelto pero parecía inútil, Ricardo se alegró por dentro y vio con buenos ojos que su madre pasara la cabeza de la familia a su hija.
Aunque su hija no sabía nada, era todavía una estudiante de bachillerato, mientras Sandra estuviera dispuesta a criar a su nieta como sucesora, Ricardo pensaba que su hija no estaba mal.
Por eso quería especialmente a su hija.
Al oír la pregunta retórica de Chloe, Ricardo quiso inconscientemente explicarse por sí mismo, pero no pudo argumentar y se calló.
Chloe leyó el documento y no encontró ningún problema, llamó a su madre para avisarle y contarle sobre los temas tratados en el documento. Lo firmó con el permiso de su madre, no fuera a ser una trampa que Ricardo le había tendido.
—Mamá, Ricardo está aquí y me acaba de pregu